En el siglo pasado cuando escribías una carta, los clientes se fijaban en tu imagen a través del diseño del sobre o del papel que usabas para enviarla. La confianza y la reputación iban de la mano del diseño de esa papelería.
Cuando tu blog tiene contenido copiado o farragosamente redactado o simplemente tiene faltas de ortografía es la imagen que estás dando en el mundo digital, y este mundo es muy amplio.
Nos preocupamos mucho de la imagen, de las ilustraciones más que del contenido, y a veces una mala expresión puede echar por tierra toda tu reputación. Pero no sólo esto, cuando eliges una red social que no es la adecuada, cuando no resumes bien tu perfil o cuando pones una imagen inapropiada también te estás jugando tu reputación.
Elige el canal que tus clientes prefieren, trata tus textos con respeto y cuidado y vistelos de etiqueta con una imagen apropiada.
Sal al mercado a triunfar.